ESCUCHA, OBEDECE Y FLORECE

DEUTERONOMIO 28:2

  La obediencia a Dios no es una carga, sino una puerta abierta hacia la plenitud de sus promesas. Y es que Él no pide obediencia para limitarnos, sino para guiarnos hacia un camino seguro, lleno de propósito y bendición. Cuando decidimos escuchar Su voz, y le seguimos con fidelidad, Su favor no solo nos acompaña… ¡nos alcanza! Obedecerle es reconocer que sus caminos son más altos que los nuestros, que Su sabiduría es perfecta y Su voluntad es buena. Se que no siempre será fácil obedecer, especialmente cuando lo que Él pide contradice lo que queremos, pero siempre valdrá la pena.

Así que ánimo y recuerda que las bendiciones de Dios no son casualidad, son consecuencia de corazones rendidos a Él.

OREMOS

Padre, ayúdame a caminar en obediencia, sabiendo que tus promesas se cumplen para los que te escuchan y obedecen. Amén.

FRASE

La obediencia atrae la bendición de Dios.

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