Qué bendición tan grande hay en ser personas mansas, en otras palabras, en tener la tranquilidad, la paciencia y la sabiduría, para saber reaccionar de la manera adecuada y tomar así las mejores decisiones sin dejarse llevar por la efervescencia del momento.
Es tiempo de aprender a ser mansos, y esto no es cuestión de débiles, al contrario, es de fuertes.
OREMOS
Padre, ayúdame para ser una persona mansa y humilde en todo momento y así glorificar tu nombre. Amén.