Si todavía se ve como un individuo pecador, probablemente actuará como tal. No obstante, si capta su identidad como una persona que es completamente nueva en Cristo, podrá comportarse como un hijo de Dios justo y amado.
Dios le ha dado un nuevo comienzo al darle una nueva naturaleza e identidad, así que abrácela y libérese de los pecados que ya no le tiene cautivo.