Es importante que decidamos ser obedientes al Señor en cada una de nuestras decisiones. Debemos darle el lugar que solo Él se merece en nuestra vida, para que nos dirija hacia aquello que es de Su agrado.
La promesa en el versículo de hoy es que si lo reconocemos como Señor en cada decisión tomada, podremos avanzar con el plan que ha trazado para nuestra vida.