Tal vez quiera orar al Padre celestial por los asuntos que oprimen su corazón y eso está muy bien. Sin embargo, no pierda la indescriptible bendición de poder conocer a Dios permaneciendo en su Presencia. No hay gozo más hondo, ni uso más digno de su tiempo que tener una experiencia con Dios. Siéntese en silencio y disfrútelo, a Él le encanta que lo conozcan en intimidad.
Él tiene verdades para revelarle, lecciones que su Espíritu Santo le enseñará a usted cuando dedique tiempo a su presencia.