La gracia es el favor voluntario y amoroso que da Dios a los que salva. No podemos ganarla, tampoco la merecemos y ningún esfuerzo religioso o moral nos la dará. Ella viene solo por la misericordia y amor de Dios. Y para recibirla debemos reconocer que no podemos salvarnos a nosotros mismos y que solo hay un camino, el cual es el amoroso favor a través de la fe en Jesucristo.
OREMOS
Padre, sé que no la merezco, pero muchas gracias por derramar de tu gracia sobre mi vida. Amén.