Quizás hoy sientas que de esta no saldrás y que no hay solución favorable a tu problema. Pero que te parece si en esos momentos en que no puedes hacer nada, te rindes a Dios y reconoces que solo Él puede ayudarte. Solo di: ¡Jesús ayúdame! Y de inmediato sentirás como tu fe se activa, bajo la confianza y convicción de que algo bueno pasará mañana, porque ese problema que te robaba la paz ya no te pertenece, ahora le pertenece a Dios, y él todo lo puede.
OREMOS
Jesús ayúdame, pues solo tú puedes hacer posible lo que para mí es imposible. Amén.