Que duro es vivir pensando que no eres merecedor de nada. Pero recuerda que Dios te ha perdonado y te da hoy una nueva oportunidad, así que acéptala y se libre. Y aunque no puedes cambiar lo que ya pasó, si puedes cambiar tu presente y tener un mejor futuro.
Por tal razón, déjate abrazas y amar por tu Padre celestial eternamente.