Cada palabra a la que le abrimos nuestros oídos, son alimento que llegan a nuestra mente; ese lugar donde se libran las batallas más fuertes de la vida. Ocupar la mente en cosas que no son productivas y que no alimentan la fe, es desarrollar un mal hábito mental.
Hoy le invito a descansar en el dador de la vida y para que ponga sus pensamientos solo en Él.