El vivir en Cristo debe ser nuestra gran prioridad, sin dejar de ser sabios en nuestras decisiones. Si usted no sabe de dónde viene ni a dónde va, entonces necesitas establecer un propósito para vivir.
La garantía de la vida eterna ya está a nuestro alcance, pero quien desee alcanzar ese regalo deberá aprender a vivir para honrar el nombre del Señor.