El tiempo de espera y lo que parece ser impedimentos a la promesa de Dios, son solo oportunidades para edificar su testimonio de fe. El Señor no ha fallado ni lo ha olvidado, solo está operando en lo invisible, por lo tanto, tranquilícese, pues Dios nunca se ha retractado de sus promesas ni nunca lo hará.
El momento de verla cumplida está cerca, alabe su nombre.