Cuando Dios le perdona lo hace de tal forma que elimina para siempre aquella terrible vergüenza, así que no se atasque en el pasado y no permita que aquellos recuerdos de sus fracasos le impidan hacer las cosas para lo cual su Padre celestial le creó.
Pídale a Dios que le perdone, luego perdónese a sí mismo y abrace su verdadera identidad en Cristo.