El pasaje de hoy nos enseña que el Señor no vino para condenar, sino para librarnos del pecado, salvarnos de la muerte y darnos vida eterna.
Al igual que los israelitas recibieron su sanidad al mirar la serpiente, a nosotros se nos invita a reconocer el sacrificio del Señor Jesús en la cruz para vivir seguros y confiados eternamente.