Al hablar de otras personas debemos evitar a toda costa la mentira, la duda y la falsedad, pues los que practican esas cosas no son verdaderos creyentes en Cristo, su religión es vana y no han conocido la verdadera enseñanza de Jesús.
Nuestro lenguaje debe ser un medio de alabanza y reconocimiento de las virtudes de nuestros semejantes y no un vehículo para enjuiciar.
OREMOS
Señor, bendeciré y alentaré a los hermanos en la fe por medio de mi lenguaje. Amén.
FRASE
La lengua no tiene hueso, pero es capas de romper un corazón, ten cuidado con lo que dices. Amén.