La misión no será fácil y puede que nos cueste lágrimas y contratiempos, pero el resultado final cubre con creces los costos.
Pero imagine el gozo de ver que nuestra perseverancia y fidelidad a la causa del Señor rinden frutos que van a glorificar a Dios y que nosotros hemos contribuido a derramar bendiciones en vidas que estaban lejos del Señor.