Nunca se precipite en adelantarse a los propósitos de Dios, antes sea paciente y espere a que Él le muestre su senda y provisión. La paciencia es un fruto del Espíritu Santo, restringiéndole y permitiéndole que persevere hasta que el Padre cumpla en usted sus buenos propósitos. Dios le ayudará a resistir si acude a Él.
Sí, es difícil, pero vale absolutamente la pena, así que espere y disfrute de su bendición.