Los hijos de Dios hemos podido sentir el amor de Cristo y hemos aprendido también que debemos amar a todos sin hacer acepción de personas. Sé que esto no es fácil de entender y así como Jonás muchas veces corremos en la dirección contraria a nuestro llamado. Dios quiere darle la oportunidad a todo el mundo de recibir el mensaje divino de amor y perdón.
Así que nuestro deber es solo obedecerle siempre.