El rico, el pobre, el blanco, el negro, el que tiene conocimiento y el que no lo tiene. Cristo murió por todos, pagó el mismo precio, Su sangre preciosa, por la salvación de todos los pecadores. Y es que para el Señor todos tenemos el mismo valor. El amor de Dios por los seres humanos debe ser el modelo del amor cristiano por el prójimo.
Amar al prójimo es una forma de amor a Dios.