El deseo de Dios es que usted dependa de Él, centímetro a centímetro, pulgada a pulgada y paso a paso. Así que deje que el Señor lo guíe y ríndase a Él por completo.
Obedézcalo de inmediato cada vez que le revele el siguiente paso que debe de dar, pues siempre le dará la fortaleza para cada movimiento que deba hacer y le llevará a un mejor destino del que usted jamás pudiera haber esperado o imaginado.