El versículo de hoy deja claro que todos hemos pecado y por esto mismo es que necesitamos a Jesús, pues no podemos entrar al reino de Dios sin Él. Cuando usted recibe a Cristo como su salvador, es lavado con su sangre y la mancha de su pecado es quitada. Usted tiene una relación restaurada y personal con el Padre, y su pecado es incapaz de sorprender a Dios.
Él le ha perdonado, así que no hay razón alguna para temer.