El enemigo tratará de hacer que usted se sienta completamente alejado del Padre, a fin de inutilizarlo para el reino de Dios. Sin embargo, usted no está aislado del Padre. ¡La poderosa sangre de Cristo lo ha reconciliado con Dios para siempre! Así que no le dé lugar al enemigo gratificando los deseos de su carne.
Busque la dirección de Dios y tenga confianza en que Él siempre va a querer lo mejor para su usted.