Las dificultades no son evidencia del desagrado de Dios, sino del potencial que él ve en usted. El Señor es su gran agricultor y sabe exactamente cómo ayudarle a florecer. ¿Cómo puede dar el siguiente paso hoy? Permaneciendo en el Señor y permitiendo que el poder, la capacidad, la energía y la inspiración de Dios fluyan en usted a su manera y a su tiempo.
Recuerde que Él es la vid; usted la rama, deje que le sustente.