La vida de cada uno de nosotros los creyentes redimidos, está compuesta de una gran cadena interminable de bendiciones, todas inmerecidas, pero otorgadas por gracia.
Por eso debemos expresar nuestro agradecimiento a Él con alabanzas y acciones que exalten el nombre de Aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable, dando gracias por su amor y su perdón.