Al morir Jesús en la cruz, se convirtió en el único Camino al cielo, y gracias ese sacrificio toda persona que desea acceder al cielo lo puede hacer por medio de Jesucristo.
Los que hemos recibido a Cristo como nuestro único Salvador disfrutamos de la seguridad de la salvación, pero no por méritos propios, sino por la sangre de Jesús, gracias a la cual podremos disfrutar de esa maravillosa vida eterna.