El hijo pródigo decidió regresar a casa cuando despertó y reconoció la terrible realidad del mundo. No todo es lo que parece ser, la vida está llena de muchos momentos de dolor y humillación. Este joven despertó a la realidad cuando se miró alimentando cerdos. La tentación siempre vendrá vestida de oro, pero en realidad es solo pecado.
Levantémonos y acerquémonos al Padre celestial, Él siempre está dispuesto a perdonarnos.