No importa cuánto gane, si usted trata de lograr la felicidad acumulando riquezas, nunca tendrá suficiente. El dinero no es malo, pero el amor al dinero lleva a toda clase de pecados.
Cualquiera que sea su situación, no dependa del dinero para ser feliz y en vez de eso utilice lo que tiene en las cosas del Señor.