En nuestras aflicciones siempre estará la presencia y el cuidado de nuestro Padre celestial. Y así como David, usted y yo podemos acudir al Señor con nuestro dolor y pérdida, sabiendo que Él nunca nos abandonará.
Por tal razón, en cada lucha aparentemente interminable, recuerda que su amor por ti sigue siendo inalterable y fiel.
OREMOS
Padre, gracias por demostrar tu amor cada día de mi vida. Amén.
FRASE
En tiempo de dolor, Dios será siempre nuestro mayor consuelo.