Aun cuando otros insultaban a Jesús, Él nunca respondió con maldición, y cuando padeció, tampoco amenazó, sino que encomendaba su causa al que juzga justamente.
Jesús es nuestro ejemplo de sufrimiento, y podemos acudir a Él, para tener la fuerza que necesitamos y para seguir adelante.
OREMOS
Señor, dame la fuerza para seguir tu ejemplo con mi conducta diaria. Amén.