Al igual que Israel, nosotros también somos hijos amados, pueblo santo, redimidos de Jehová, a quienes busca con diligencia. A pesar de que nuestro pecado nos aislaba, el sacrificio de Jesús nos abrió el camino para regresar a Él.
El Señor nos busca a cada uno con atención entre los demás, esperando ansioso para abrazarnos con ternura.
OREMOS
Gracias, Señor, por buscarme cuando estaba perdido. Amén.