En ocasiones nuestra impaciencia nos lleva a pensar que quizás Dios se olvidó de nosotros; sin embargo, debemos tener presente que los tiempos de Dios son perfectos y aunque no siempre coincidan con nuestros planes, su sabiduría es superior a la nuestra, y su amor es incalculable.
Así que si el Señor te ha prometido algo, confía en Él, porque lo hará…