Mientras Jesús no sea la prioridad en su vida, siempre tendrá temor a todo lo desconocido, y le ahogarán todas las preocupaciones de este mundo.
Es su relación personal con Dios y el estar conectado con su poder, lo que le va a capacitar para no afanarse ni dejarse ganar por el temor, sino que más bien podrá crecer y vivir victoriosamente.