Cuando Dios interrogó a Adán en el huerto, este trató de decir que Eva era la responsable de su acto de rebelión. Muchos utilizan esta táctica de culpar a otros, en lugar de admitir sus propios errores. Así que hoy, en lugar de jugar el juego de echarle la culpa a los demás, confiésele a Dios sus pescados.
Él está listo para perdonarle y le conducirá a la libertad, cuando admita su necesidad.