Siempre que Dios le hable, tendrá en mente su futuro, por tal razón es que Él le anima a que se pregunte: “Si tomo esta decisión, ¿qué le sucederá a mi familia, mi trabajo o mi andar con el Señor?” Su amoroso Salvador no es simplemente el Dios del hoy; también reina sobre el mañana.
Y cuando usted lo sigue, Él se asegura de que su futuro este lleno de esperanza, escúchelo.