Sabe, nosotros solo podemos ver el presente, en cambio, el Señor ve el principio, intermedio y el fin. ¿Por qué, entonces, no le pedimos que nos guíe, no solo en las decisiones importantes, sino en las elecciones diarias? Así que en lugar de decirle lo que queremos hacer, adoptaremos la práctica de poder preguntarle primero a Él.
Confié en que el Señor le guiará a bendiciones que son mejores de las que usted imaginó.