Nadie puede ser el mejor siempre y nadie lo hará bien todas las veces. Sin embargo, es en sus tiempos de debilidad y fracaso donde tendrá la mayor capacidad para crecer. Cuando no logre cumplir con las expectativas, estará en la posición perfecta para confiar en que Dios cubrirá sus fallas.
Así que anímese y descanse en Él, pues el Señor le ayudará a triunfar.