Los que no creen en Dios le temen a la muerte, pero los que si creemos en Él, tenemos seguridad en la vida eterna, considerando que la muerte es un paso más hacia el encuentro con Dios.
La esperanza de los que rehúsan el camino al cielo se desvanece, pero los justos se alegran de salir de esta tierra para así recibir de inmediato el futuro que soñaron alcanza junto al Salvador.