La dualidad en el ser humano es común hoy en día, y la lucha entre lo correcto y que nos conviene es una guerra interna a la que nos enfrentamos constantemente. Un siervo no puede tener dos amos, un corazón no puede estar dividido, el agua salada y al agua dulce no se mezclan, o cada una perdería su identidad, así como tampoco deben mezclarse el agua y el aceite, o cada uno perdería su propósito.
Decidamos hoy a quién serviremos.