Si ha experimentado una pérdida, no pierda la esperanza, pues esta derrota es solo momentánea y lo que es verdaderamente importante nunca se le podrá quitar.
Enfóquese en su esperanza viva, y ponga sus ojos en Cristo, su Señor y Salvador, y espere que Él le lleve a la victoria.
OREMOS
Señor, ayúdame a aferrarme a Ti ahora y para siempre, mi única esperanza viva. Amén.