Cuando usted esté apurado, considere esto: ¿Qué me puedo estar perdiendo al moverme con tanta prisa? Y es que al andar apurado por la vida, tal vez está dejando a un lado lo mejor de lo que Dios tiene para usted, como las bendiciones de su presencia, amigos y una familia cariñosa, y lo peor de todo es que no estará teniendo en cuenta la voluntad del Señor.
Así que deténgase y escuche su voz.