Al igual que Salomón, podemos pedir a Dios sabiduría y entendimiento y así poder actuar con prudencia.
Pero le invito a que busque el entendimiento que viene de Dios, pues así seremos reconocidos como prudentes y eso no solo nos ayudará a relacionarnos mejor con aquellos que nos rodean, sino también con las personas a quienes deseamos compartir el maravilloso poder del evangelio.