Los creyentes en Cristo sabemos que Jesucristo debe ser el primero en todo, por ende, solo Él debe estar al timón de nuestra vida. Cuando Jesús ocupa el primer lugar disfrutamos de toda clase de bendiciones que de manera abundante se derrama sobre nosotros.
Jesús es creador y sustentador de todo el universo, por su sangre hemos sido limpiados de todo pecado, por lo cual Él es nuestro gran abogado defensor.