Pablo oró por los creyentes a fin de que Cristo habitará en nosotros como un árbol con raíces profundas. Las raíces profundas hacen que los árboles sean firmes y resistentes. Dichosos aquellos que permiten a Dios desarrollar raíces fuertes y hondas en sus vidas.
Cuando lleguen las tempestades y los vientos helados soplen, esas raíces le ayudarán a resistir y permanecer con firmeza.