Cuando no sabemos qué hacer, cuál respuesta dar o qué decir, el Espíritu Santo intercede a favor de nosotros ante el Padre, para conseguir nuestro bien y librarnos del mal. ¡Gloria a Dios por esta bendición! Bienaventurado el hombre que pone su mirada en Él y recuerda que aún en sus debilidades no está solo.
Recibe su ayuda, busca su rostro hoy y descansa sabiendo que Él te conoce y te dará fuerzas nuevas.