Nuestra meta como cristianos debe ser tener los ojos puestos en Jesús. No nos dejemos abrumar por las malas noticias, el miedo o la desconfianza que imperan en nuestro mundo, antes hagamos uso de nuestra fe y confiemos en que todas las cosas suceden para bien de los que en Él confiamos.
Y tengamos presente que Jesús es el autor y consumador de la fe, y nunca quitemos la mirada de Él.