¿Puede usted decir hoy: “No se haga mi voluntad, sino la tuya”? Es una decisión difícil sin duda alguna, sin embargo, es lo que el Padre procura siempre enseñarle: una dependencia a Él completa. No hay absolutamente nada mejor que puedas hacer en este día, más que entregarte a la voluntad, la provisión y la protección del Señor.
Esa es la senda a través de la adversidad a una vida más abundante, satisfactoria y llena de mucho gozo.