El reino de nuestro Señor Jesús nunca cambia y es eterno, porque es divino. Sin embargo, lo más trascendental de este reino es que está constituido para que cada uno de nosotros nos sintamos protegidos y disfrutemos el poder pertenecer a este reino que es por sobre cualquier otro, pues lo rige Jesucristo, el Rey de reyes. ¿Eres parte de este reino?
Si no lo eres, no dejes pasar esta oportunidad aceptando a Cristo como el Rey de tu corazón.