La clave para mantener la esperanza al atravesar la adversidad se halla en una verdad fundamental: Dios es soberano. Por consiguiente, el curso más sabio de acción para cuando surjan las pruebas es preguntar: Padre, ¿qué quieres que aprenda? Escuche lo que responderá, confié en Él y obedézcalo.
Resista con confianza, sabiendo que a la larga verá como Él ha obrado para bendecirle.