Casi siempre los seres humanos vivimos en un torbellino que nos consume y son muchos los factores que contribuyen a robarnos la paz y el disfrute de la vida. Pero la solución está a nuestro alcance, y es concederle a Jesús el gobierno de nuestra vida.
Todo cambia cuando Él es el gobernante de nuestro corazón, calmando toda ansiedad, llenándonos de confianza, mostrándonos la senda correcta y sosteniéndonos de la mano para vivir confiados en su gran poder.