Jesús nos prometió que estaría con nosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Así que al estar presente en nuestras vidas, tenemos el privilegio asombroso de fijar nuestra mirada en Él, mientras dirige la partitura de nuestro corazón.
Vamos, no quites tu mirada del Señor y confía en lo que está haciendo.
OREMOS
Señor, que nada a mí alrededor haga que quite mi mirada y confianza en ti. Amén.