La humildad viene siempre a través del quebrantamiento y aunque esto duele, podemos decir que es un buen dolor. El quebrantamiento es reconocer que después de todo, no somos tan perfectos como lo pensábamos.
Por tal razón, no seamos ciegos frente a nuestros errores y humillémonos con sinceridad de corazón ante el Señor.
OREMOS
Señor, hoy escojo buscar, cambiar, corregir y juzgar mi vida, para actuar con humildad ante Ti. Amén.
FRASE
El corazón contrito y humillado, Dios nunca lo despreciará.